Pequeña narración que escribí el 18/03/2017 para postear en Anime Amino. Me gustó bastante, por lo que me gustaría archivarlo en este artículo. Lo ideal sería experimentarlo con Nightporter o con The Width of a Room de Japan, pero allá vos.
La santa inquisición acaba con los malditos, captura almas y actúa en base a los misterios del que mueve fichas. Entre góticos artistas, el manto del empoderaminto surge firmemente ante los infelices pensadores, y estos se resignan despavoridos.
Mientras tanto, el humano camina lentamente por los pasillos de mi prohibida pasión, y una romántica vista se forma a la distancia. ¡El redoble de tambores! ¡la diestra! No siento temor, mi corazón se asienta en un seguro puesto y galardona elegantemente esa pequeña emoción sin suspirar por reventar.
Siento frío en mi espalda, y miro a mi alrededor. El embriagante hechizo que momentos antes me abrazó ahora se trasladó a lo más recóndito de la inhóspita desolación. Entre mezclas de lo urbano e hipócrita, creo que la vi pasar.
Tapando mi cuerpo y vista, ciegamente transporto mi ente otra vez a la nada misma, en donde esta vez solo me rodean edificios y su gris semblante.
"¿Estás triste? ¿Quieres llorar?"
Desearía que mis piernas volasen místicamente, y que mi matería se solidifique hasta que no te quede más remedio que acercarte.
"Quisiera poder atraparte".
No sé cuando comenzó a sonar este triste piano... si fue desde que los pajaros volaron o desde que te conocí, pero siempre que nos volvemos a reencontrar en tu misterio, de alguna forma el sonido se alinea perfectamente con el viento y el agua.
Insoportable y seductiva. ¿Qué más deseas?
"Mi mereced queda a tu designio, y que esta melancólica noche se apodere de nosotros. Aunque la lluvia nos abrace sutilmente, que se sepa que no siento ninguna gracia por tu frío corazón".
Me llaman.
"Subamos a lo alto".
Creo que la luz amarillenta proveniente de aquel farol que envolvía el ambiente me decía que me librara lo más rapido que pudiese, que piense en lo consecuente que resultaba mi odisea. No lo culpo, los nudos no se amarran solos, sino que algo ajeno los ata y no se suelta hasta que lo desea.
Y en el balcón de mi alma secreta sentí su calor dentro del cielo. Puro y confidencial definen muy bien mi símbolismo de pasión absoluta. Ese amor que nos envolvía era tan reconfortante como bello.
Y vuelvo a quedarme solo en esta desolada ciudad, mientras que la inquisición responde amablemente a la falsa plegaria que se escucha en el aire:
"Destino es aquel que quiso y no dijo que se libraría una vez que cedieras a juntarte".
No me quejo, creo que mis niveles de felicidad no podrían ser más altos. Me abroché el saco, me arreglé el pantalón y uní alegremente mi pensamiento a la multitud que lloraba.
"Sí, estoy triste, quiero llorar".
¡Qué situación más cómica!